martes, 10 de septiembre de 2013

Reflexión del primer período de práctica


Se acabó la práctica en la Unidad de Hemato Oncolgía en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Como siempre, parto de mi situación inicial, como iba ese día de agosto. Iba con miedo, con el prejuicio de que TODAS las personas con cáncer SIEMPRE están deprimidas, siempre están sufriendo, siempre tienen cambios de humor... entre otros. Nada que ver. Me encontré con personas viviendo una situación difícil, dolorosa, que genera incertidumbre, miedo y pena, es cierto, al final de todo es cierto. Pero también es cierto que había personas, la mayoría, que sentían que este era un tiempo para descansar y disfrutar del amor de sus cercanos. Personas que sentían que estaban conformes con sus vidas y que no temían que acabase. También había personas que estaban tranquilas, con un miedo muy lejano de ser a la muerte, era miedo a hacer sufrir a quienes aman.
Me encontré personas que se encontraban en una situación de añoranza de sus hogares, de sus familias, de un abrazo, de una sonrisa... Comento que a esa unidad se entra con guantes, mascarilla y pechera, y el contacto físico debe ser el mínimo. 
Pero también vi personas que delante de la ocupación dejaban la preocupación por la enfermedad de lado y se disponían física y mentalmente a jugar, a trabajar. Pienso que ver a personas que se transformaban delante de un block, de unas témperas, de un dominó y disfrutaban con sus logros me lleva a creer en las personas como seres ocupacionales, y que ahí se encuentran con sus experiencias previas, con su sentido de eficacia, con su seguridad y capacidad de crear. 
Me da pena de todas maneras. Pienso que el trabajo en esa unidad olvida a las familias. A veces ellos sufren más que la persona enferma. Sufren preocupación, incertidumbre, miedo al igual que los pacientes, pero además sufren porque no saben qué es lo que realmente siente o piensa su familiar. Sufren porque los ven enchufados a un montón de mangueras, ven que pierden el pelo, los ven aislados, etc. pero pienso que necesitan verlos en su capacidad, en lo que pueden y en lo que disfrutan. Volvería la experiencia más llevadera, podrían transmitirse energía y no sólo pena y miedo.