miércoles, 17 de abril de 2013

Triangulito

Recuerdo ese día, yo no quería ir a la clase. Me dio un poco de risa hacer un triángulo, me recordó que no sé dibujar un triágulo equilátero, siempre me queda un poco redondo. Igual lo hice. Pensé que íbamos a hacer algo místico. Cuando dijeron que teníamos que pensar en tres virtudes propias que nos sirvieran para nuestro futuro profesional pensé en mi crisis vocacional de no querer trabajar en ciertas áreas, pensé en lo poco que me gusta la gente (ya que cada día tengo demasiada cerca en la micro y casi a donde uno vaya) y en el miedo de para qué querían que hiciera eso... algo tan personal, tan íntimo. Pero había que pensar, y no sé si ese día pensaba poco, pero me costó mucho, no sé si las virtudes son lo mismo que los valores, pero yo pensaba en los valores que a una le da su familia desde que es niña y que en definitiva son los que uno se lleva a la tumba y da honor a sus ancestros.
Entonces recordé cosas que se suelen obviar pero que al parecer no son tan obvias, como la perceverancia, que en lo personal la relaciono con otras virtudes como la lealtad, el comprometerse con algo, quizá no sea lo mismo, pero así la entiendo, el permanecer firme en algo, con alguien aunque las cosas no sean fáciles, no resulten al primer, segundo, tercer intento, aunque los procesos sean más largos de lo estipulado y que en muchos casos estén cargados de frustraciones.
Pensé también en una virtud que quizá no la uso tanto a causa de la prisa que mueve el mundo, pero que confío que está en mis genes... por mi abuela y mi mamá, la paciencia. Parecida a la perceverancia, pero la siento como el esperar, más que el insistir, el esperar en el ritmo del otro, en el propio, en el del mundo. No desesperarse, no gritar ni arrancarse el pelo, sino tomar aire y volver.
Y el último, pero no por eso menos importante, sino todo lo contrario, el respeto. Aquí debo responder una preguntita a mí misma ¿Por qué respeto y no amor, por ejemplo? Porque el amor PUEDE llegar a confundirse con un sentimiento más que con una actitud, el respeto no lo siento así. No estoy desvalorizando el amor, de ninguna manera, creo que sin el amor no hay respeto posible, pero quise poner respeto porque quise traducirlo en una actitud de valoración del otro, de lo que es, de sus derechos y dignidad que no involucre mis sentimientos ni simpatías hacia personas que me resulten incómodas.
Para finalizar, el compartir con los compañeros esta experiencia fue un aporte, porque además de conocernos un pelín mejor, pudimos llegar a un concepto que de alguna forma representa lo que todos de alguna forma queríamos expresar y era que para nuestro futuro quehacer profesional es fundamental COMPROMETERSE con las personas, sus vivencias, problemáticas, expectativas, preferencias, etcétera.

Gracias, Nino, excelente!

Bienvenid@s!

Bienvenido al pequeño cúmulo de palabras de la pequeña señorita terapeuta en formación Catalina Montero, donde usted podrá encontrar diversidad de experiencias creativas realizadas en la escuela de Terapia Ocupacional de la U de Chile con sus reflexiones pertinentes. Espero que le guste, le sirva y le aporte algo a su propia experiencia o a generar experiencias para otros. Recuerde siempre que "Tonto es el que hace tonterías" y que muchas veces la creatividad nos hace parecerlo, pero ya que no son tonterías podemos aprender mucho de ella, porque el pensamiento no es lineal, sino convergente, divergente y lateral. ¡NO LO OLVIDE!
Ahora me despido con una foto de un viejo amigo y colega, Nino el oso, quien nos acompañará en este espacio, él escribe pero yo le dicto... Nino, no tenías que escribir eso, estaba pensando... ya, fin.